“Sí, se puede hacer”
“Había un hombre aquí en los años 20, que se llamaba Herbert Wilson y era agente de la Nihaus Company. Tenía esa ambición de que algo se podía hacer aquí, así que decidió traer un camión. Lo trajo por barco.
El camión solo trabajaba en Cahuita porque no había forma de salir del pueblo. No había tranvía. Al camión lo usaban para llevar el cacao desde la casa de la gente a The Hole, donde cargaban las lanchas.
La gente secaba el cacao y lo apilaba en la casa, y cuando ya estaba listo para la venta, el camión lo llevaba desde la casa hasta The Hole ...
Era un camión de los antiguos, porque usaba llantas sólidas, soldadas a la rueda. Para arrancar el motor había que darle manija. El hombre dijo que algo se podía hacer aquí, así que al camión le puso un rótulo que decía 'Sí, se puede hacer'. Y la gente miraba al camión y decía 'Sí, ¡se puede hacer!'”
Relato de Mister Sorrows tomado del libro “Wa'apin man” de Claudia Palmer (1986), pág 186.
Creo que en estos tiempos necesitamos muchos de esos camiones rotulados, para que cuando los miremos, pronunciemos esas bellas y esperanzadoras palabras: “Sí, ¡se puede hacer!”
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