viernes, 1 de abril de 2011

Un pedazo de verano

Las palmeras cuelgan sus ramas tristes hacia el suelo, los árboles están completamente quietos y ya hoy se suman ocho días en que no cae ni una gota de agua, ni aparece el rocío habitual que lo moja todo en la mañana.

El bosque se mantiene verde a fuerza de costumbre pero ya se siente el seco imponiéndose en todas partes. El cielo no es azul pero tampoco gris oscuro. Es como que lo despintaron y quedó blanco tenue y pálido.

Hasta el mar parece haberse apagado y las olas hacen el mínimo esfuerzo. El gato si apenas logra moverse y tiene más letargo que de costumbre. Cambió el sillón por el suelo y estiró sus cuatro patas como intentando absorber algo de frescura con la panza totalmente adherida al piso.

No lo puedo creer, pero del otro lado se fugó  un pedazo de verano y el Caribe cayó rendido ante sus pies.