domingo, 17 de septiembre de 2006

Bélfica


Nos dio por hacer caminatas en la montaña y esa vez fuimos al Cerro Dantas, finca que limita con el Parque Nacional Braulio Carrillo. No fue mucho. Dejamos los carros en el Monte de La Cruz y de ahí empezamos a subir. Cuatro de nosotros en bicicleta y los demás caminando.

Poco a poco el bosque se fue cerrando y la selva se fue imponiendo, hasta que llegamos a un punto donde las bicicletas no podían continuar, y ahí era donde estaba él. Reunía todas las condiciones de lo que popularmente se entiende por "un viejillo". Asoleado, sudorozo, desaliñado y descalzo, con los ruedos de los pantalones recogidos, dejaba mostrar unas patotas que más parecían de gorila que de humano. Estaba picando leña con un hacha en un claro del bosque que parecía ser una pequeña finca.

Después de saludarlo le preguntamos que si podíamos dejar las bicicletas en la finca para poder continuar caminando. Como era de esperar dijo que sí. Dejó de picar leña y sin disimulo alguno clavó sus ojos pícaros en los cuerpos de las amigas que formaban parte del grupo. Como suele suceder con los "viejillos" en estos lugares, terminamos conversando como los más grandes amigos.

Resultó que era cuidador de esa finca y hasta nos mostró donde dormía: Un camastro en un cuartucho de madera y latas, con las paredes tapizadas con fotos de mujeres semidesnudas recortadas del periódico. Nos dijo que faltaba poco para llegar (siempre dicen que falta poco) y que de ahí "pa dentro es muy lindo pa ir a caminar".

Resultó que también era baquiano, osea, de esos que guían a la gente por la montaña, y como quien muestra su currículum vitae nos dijo: "No no, si yo entrao a esa selva un montón de veces con turistas pa que conozcan. Hasta una vez vinieron unos con unas cámaras así de grandes pa tomarle fotos a una hijueputa catarata que hay ahí dentro como de 1000 metros. Viera que hijueputa catarata es esa. Venían desde Bélfica esos turistas, eso queda ahí por España lejísimos"

No recuerdo cómo se llamaba el viejillo, pero para nosotros se quedó como Bélfica.

3 Comments:

At 10:41 a.m., Anonymous Anónimo said...

Ese viejo lo llaman Lillo recientemente perdio su mano por un ataque de Rotweiler cuando bajaba a echarce su tragillo. Estuvo bonito lo que escribistes. Y alli sigue Lillo siempre mas feliz solo en la montana que en la sociedad que lo aparta por su aparencia!

 
At 10:41 a.m., Anonymous Anónimo said...

http://www.myspace.com/cerro_dantas

 
At 10:06 p.m., Anonymous Anónimo said...

Qerido amigo, tu historia al principio me emociono he hizo volar mi imaginacion, vi el camino haciendose angosto, el viento era cada vez mas fuerte y frio, los arboles eran altos, fuertes y en sus ramas se observaban enormes helechos y forrados de muzgo. cuando mencionaste a un viejo en la montana, al unico qe visualice fue al "dueno de monte" y fue ahi donde pense que estaba x ingresar a un relato increible, emocionante lleno de suspenso y escalofrios pero no, tu historia fue muy corta y la imaginacion de este servidor fue muy pero muy larga gracias pero no gracias.

 

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