lunes, 3 de octubre de 2011

No se puede

No se puede empezar los cursos porque no estaban programados en el plan anual, no se puede negociar una prórroga porque ya se firmó contrato y dieron un adelanto, no se puede cargar el internet con el teléfono porque se desconfiguró, no se puede encender el carro porque se descargó la batería, no se puede empujar para que arranque porque es automático, no se puede poner en neutro porque sin el mínimo de carga la palanca no se mueve, no se puede acceder a internet en la casa porque se cayó la red, no se puede usar el ciber del pueblo porque ya van a cerrar, no se puede lavar ropa porque se robaron el jabón del patio, no se puede pagar con tarjeta porque no funciona el sistema, no se puede sacar plata del cajero porque está sin conexión, no se puede decir a gritos que estamos cometiendo una ilegalidad con los trabajadores porque hay que mantener la elegancia, no se puede pedir que les reconozcan el retroactivo porque con costos les van a ajustar la tarifa, no se puede insinuar siquiera que las extras se paguen como tiempo y medio porque cómo se le ocurre tremenda caballada, no se puede colgar las lámparas que compré hace más de un año porque no han hecho aún la instalación eléctrica correcta; y ahora en la mañana me dicen que no se puede seguir viviendo en esta casa porque vienen los gringos que financiaron su construcción y hay que darles prioridad a ellos . . .

Me rindo, tantos “no se puede” juntos en una misma semana terminaron doblegándome.

¿Y de qué me asusto si nunca se ha podido?

¿Y cuál es el asombro si siempre todo TODO TODO ha sido contra corriente?

¿Y por qué tanto lamento si por cada “no se puede” siempre descubro otra forma de lograrlo?

Por un momento olvidé que estaba en América Latina, donde casi nunca existen los caminos y hay que ir abriendo trocha con machete, pico y pala.

Mientras rumiaba con rabia todos los “no se puede” de la semana, sonó el celular y era un líder de la comunidad preguntando que si voy a llegar y ofreciéndose para salir a toparme porque es posible que el río esté crecido. Entró luego otra llamada y era un trabajador avisándome que “sí se pudo” entregar los papeles que le hice el viernes y que lo atendieron en el hospital y que está más aliviado. Entra otra llamada y es el ICE avisando que después del medio día llegan a revisar la conexión.

Conforme se me quita el agua de los ojos, percibo que la lluvia dejó de caer y que empezó a calentar el sol, a la vez que todos los pájaros están cantando. El mar está calmo como un lago y el día es hermoso.

No hay mal que por bien no venga decían las abuelas. Respiro profundo como tratando de inhalar el calor del sol y el sonido de los pájaros. . .

¡Ahora sí lunes, prepárese!! ... que aquí voy con todo, a descubrir qué sí se puede hoy.