jueves, 10 de junio de 2010

Genérico

No llegó sino que apareció, así como de la nada. Emergió de las profundidades o descendió desde los cielos, pero apareció.

Era flaco, feo y hasta medio pelón. Estaba muerto de hambre e imploraba por comida. No había nada que pensar y lo adoptamos, bueno, eso creímos y se quedó viviendo en la casa.

Contradiciendo lo que mis ojos veían, todos los días le decía que era lindo y que era el mejor y el más guapo, a la vez que le hacía cosquillas en medio de sus dos orejas de pico.

Y cual “efecto pigmaleón”, el gato creció, y se “empeló” y se engordó y se enchanchó y se expandió y se empezó a adueñar de la casa y de las cosas, y por supuesto de nosotros.

Y ahora hace lo que le da la gana y se hace lo que él dice, y solo una mirada tierna y suplicante le basta para que automáticamente le estemos sirviendo la comida.

Como debe ser, sólo come y duerme, y duerme y duerme; y cuando le da la gana exige cariño y atención, y cuando se cansa de uno, exige distancia y simplemente se va …

Ahora no sé si le tengo cariño o envidia. No sé si tengo un gato o más bien él me tiene a mí.

Pausa

Pause,
"cortis",
congelado,
clausurado,
en reparación,
fuera de juego,
entre paréntesis,
hasta nuevo aviso,
temporalmente suspendido,
fuera del área de cobertura...

¿Por cuánto tiempo se podrá suspender la vida así como las cosas?

¿Por cuánto hay que estar en pausa para recuperar las ganas de seguir?

¿Será posible adelantar o retroceder?

¿Será difícil darle "play" de nuevo a la ilusión y la esperanza?

¡Y qué si no quiero,
y qué si no puedo !!!